Con Garay, crece el poder de Cornejo en la Corte.

El Sol On Line Mendoza
Federico Brusotti
Martes 29 de Mayo del 2018 a las 19:22 hrs

Con la designación de su ministro, el gobernador amplía su influencia en el máximo tribunal, que se ha perfilado como rival político en estos años de gestión.

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Alfredo Cornejo es, sin dudas, el gobernador que más ejerció su poder político desde el retorno de la democracia. Tal vez porque preparó su camino para llegar al sillón de San Martín mucho antes que sus antecesores. Se podría decir que puso primera en 2007, cuando fue factor fundamental de la Concertación entre la UCR y el kirchnerismo y decidió no competir por la gobernación.

Eligió refugiarse en Godoy Cruz, donde empezó a construir poder propio dentro del radicalismo. También dejó pasar la oportunidad en 2011, cuando la ola cristinista arrasó en las urnas y era consciente que no convenía pelear esa batalla. Le dejó la postulación a la vieja UCR y, a cambio, se quedó con todo el poder partidario. Y lo ejerció con firmeza para preparar su ataque final en 2015. Resultado: Cornejo gobernador.

El plan consistía en tener el control legislativo para manejar con mayor tranquilidad el Ejecutivo. Y se podría decir que salió a la perfección.

Ya instalado en el cuarto piso de Casa de Gobierno, el desafío fue diferente. Sin oposición política, encontró rivales en los gremios y el Poder Judicial. A los sindicatos los dominó más rápidamente de lo esperado, de acuerdo a los antecedentes. Con la Justicia el camino tuvo más obstáculos.

Por eso, el trabajo más fino de la última etapa de su gestión apunta a producir cambios estructurales que considera imprescindibles en Tribunales. La llegada de José Valerio a la Corte y de Alejandro Gullé a la Procuración fueron avances importantes en ese sentido. Pero no alcanzaba.

Ahora, gracias a la jubilación de Alejandro Pérez Hualde - uno de los jueces que el propio Cornejo puso en su listado de "rivales" - encontró la posibilidad de poner otro incondicional en la Corte. No escuchó los pedidos desde diferentes sectores que pedían una mujer y en cambio impuso a su ministro de Gobierno, Dalmiro Garay.

El paso del pliego del funcionario cornejista por el Senado aparece como un trámite y así la impronta de Cornejo en la Corte comenzará a crecer.

Luego será el turno de insistir con la ampliación del máximo Tribunal. Si finalmente eso ocurre, Cornejo se convertirá en el Gobernador que puso a cuatro jueces de un total de nueve. Un método que pone en tela de juicio la institucionalidad tan elogiada en Mendoza.

Pero a Cornejo no parece importarle las críticas. Porque cada vez que tuvo la oportunidad de postular a un funcionario para cargos sensibles en organismos extrapoder, eligió a gente de su confianza. Y nada indica que en el futuro cercano, como la posible nominación de dos jueces para la Corte, cambie la estrategia.

Todo gobernador mendocino encontró en el final de su gestión un problema imposible de resolver: la pérdida de poder. Como en la provincia no existe la posibilidad de reelección, los amigos del poder comienzan a alejarse y a analizar las nuevas alternativas. Simplemente una cuestión de superviviencia política.

En un año y medio, Cornejo abandonará la Casa de Gobierno. Pero, a diferencia de lo que ocurrió en el pasado, el poder que construyó antes y durante su gestión en Peltier 351 lo mantendrá. Sus decisiones, buenas o malas, perdurán en el tiempo y le permitirán seguir controlando (casi) todo.

"El poder no es bueno ni malo, es según quién lo tiene", aseguraba Cornejo en una entrevista con El Sol en octubre del año pasado, días después de que su lista ganara las elecciones legislativas. Una definición que sirve para comenzar a entender su pensamiento.

"La fuente del poder no sólo la da el cargo, sino la da la legitimidad social y política", agregaba el gobernador en el mismo reportaje. O sea, si su gestión mantiene una buena imagen, difícilmente pierda ese poder que comenzó a construir hace más de diez años y que ahora ejerce como pocos en la historia moderna de Mendoza. O como nadie.