Aseguran que los viernes, sábados y domingos viaja mucha gente en las líneas 705 y 764 y son pocas las frecuencias, entonces los pasajeros descargan la bronca contra ello -los insultan e incluso les pegan- y los micros sufren múltiples destrozos. Dicen además que la mayoría de los que viajan a la vuelta lo hacen alcoholizados y, por ejemplo, vomitan arriba de los colectivos. Reclaman que lamentablemente nadie hace nada, ya que no hay controles ni de la Policía ni de la Secretaría de Servicios Públicos de la provincia.